Con la invasión francesa, gracias a la labor del rey Carlos IV y de su valido Godoy, y el inicio de la guerra de la Independencia, los bandoleros se convirtieron en guerrilleros para luchar contra el francés, aprovechando su conocimiento de las sierras y la mejor forma de interrumpir las comunicaciones del enemigo, así como de golpearles con escaso riesgo en todo tipo de escaramuza, sin plantear una batalla en campo abierto. Pero al acabar la campaña y obtener la victoria se vuelven a convertir en delincuentes por no encontrar su acomodo en las fuerzas militares de Fernando VII o no recibir el pago estipulado por su aportación en el conflicto.
(Bibliografía: Bandidos y bandoleros de Madrid - José Felipe Alonso Fernández)
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