Los viajeros extranjeros que se animaron a visitar nuestro país durante el siglo XIX compartieron una "pasión romántica" que podría resumirse en los siguientes intereses: todos ellos deseaban escapar del aburrimiento y la rutina de su acomodada vida en las ciudades europeas como París o Londres; veían en España un destino exótico, que rozaba lo oriental, y donde el peligro y la aventura acechaban a cada esquina.
Así narra Theophile Gautier su experiencia: "Un viaje por España es todavía una empresa peligrosa y novelesca; es necesario esforzarse, tener valor, paciencia y fuerza; se arriesga la piel a cada paso; las privaciones de todo tipo, la ausencia de las cosas más indispensables de la vida, el peligro os rodea, os sigue, os adelanta; no oís susurrar a vuestro alrededor más que historias terribles y misteriosas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario