El siglo XVIII trae también un cambio en uno de los conceptos que más de una vez había sido esgrimido por los bandoleros para escapar de la justicia. Se trata de una nueva regulación del denominado "derecho de asilo sagrado", una ley medieval por la que cualquier perseguido por la justicia podía encontrar refugio en una iglesia o monasterio donde no podía ser tocado por la misma. Esta situación estaba justificada por tres razones: la clemencia para con quien reclama la protección, la posibilidad de arrepentimiento del delincuente al acudir a un templo religioso y, por último, la propia importancia de ese templo como casa de Dios. Este derecho, fue criticado durante el reinado de Carlos III, siendo el propio rey quien pidió al papa que lo eliminara.
(Bibliografía: Bandidos y bandoleros de Madrid - José Felipe Alonso Fernández)
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