Nació en Arcos de la Frontera (Cádiz) el 21 de Septiembre de 1781, bautizado José Mateo Balcázar Navarro cambió su nombre por el de José Ulloa Navarro amparándose en una pragmática real en la que Carlos III autorizaba a los gitanos a tomar el apellido que deseasen, heredó el apodo de su padre, que en una ocasión se había comido un feto de asno adobado en una apuesta por cuatro duros de plata.
Su padrino fue D. Bartolomé Romero, pariente de la familia torera rondeña de los Romero, formado desde muy joven como banderillero y después sobresaliente de José y Gaspar Romero. Recibió la alternativa como torero en Salamanca el 12 de Septiembre de 1802, donde murió Gaspar Romero de una cojida, teniendo ”El Tragabuches” que terminar la corrida.
Un nefasto día, José Ulloa salió de Ronda a caballo para ir a torear a Málaga, teniendo que volver a Ronda a consecuencia de una caída del caballo. Era el año 1815, probablemente una tarde de otoño, al llegar a su casa, donde vivía amancebado con la mujer más guapa de la ciudad del Tajo, la bailaora María «La Nena» encontró la puerta cerrada, y al entrar la vió muy turbada y nerviosa, recelando por su parte infidelidad, registró toda la casa sin encontrar a nadie, tras lo cual con la necesidad de saciar su sed se dirigió a una tinaja siempre llena de la recién estrenada agua del manantial de La Hidalga, no fue el dulce cristal lo que halló, sino a un mozalbete, apenas un crío, quien lleno de miedo y sin calzones andaba dentro escondido, el amante de su mujer; Pepe "El Listillo", un acólito de la parroquia rondeña de Santa María la Mayor. En el acto, “El Tragabuches” mató al amante y después a su mujer lanzándola por la ventana. Salió a la calle, besó la frente de su amada y le bajó las faldas para que nadie del pueblo pudiera ver sus aireadas vergüenzas, montó en su caballo huyendo camino de Gibraltar y lejos de la muerte segura que le habría esperado en la horca por el loco asesinato.
Tras el desgraciado acontecimiento, el torero no halló otra solución para su vida destruida, más que alistarse en la temida cuadrilla de “Los Siete Niños de Écija”; dirigida por entonces por Juan Palomo. Conoció a «El Tempranillo» cuando entró en la famosa banda, que en realidad llegaron a ser más de cien en algunas ocasiones. En dicha cuadrilla permaneció hasta su disolución, alcanzando un gran renombre como destacado bandolero. Todos los miembros fueron cayendo poco a poco, pero de Ulloa, del «Tragabuches», nunca más se supo, tan solo que nunca fue detenido ni muerto en refriega alguna.
Hay quien dice que pasó el resto de su vida vagando por otras tierras de España donde nadie podía reconocerlo.
También era cantaor, y se conserva una letra atribuida a él: "Una mujer fue la causa/de mi perdición primera./No hay ningún mal de los hombres/que de mujeres no venga"
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